Paso a paso

1. Las costillas de cerdo estarán en dos tiras anchas, así que colocarlas en el fondo de una cazuela ancha y cubrirlas de agua, añadiendo las verduras limpias, enteras. Añadir el vino blanco y arrimar a fuego suave.

2. En el momento que arranque el hervor, retirar con ayuda de una cuchara o una espumadera todas las impurezas que se acumulen en la superficie, dejando que las tiras de costilla cuezan a fuego muy suave unos 50 minutos aproximadamente o hasta que clavemos la carne con una puntilla afilada y veamos que no ofrecen resistencia.

3. Entonces, escurrirlas y dejarlas enfriar.

4. Podemos utilizar el caldo de cocción para guisar o hacer una sopa.

Acabado y presentación

1. Para el adobo, picar el ajo finamente con ayuda de un cuchillo y meterlo en un bol, añadiendo el resto de ingredientes y mezclando perfectamente. Si la miel está muy gruesa, ablandarla unos segundos en el microondas.

2. Colocar entonces las costillas por el lado de los huesos hacia el cielo sobre una bandeja de horno y pincelarlas generosamente con el adobo recién hecho, introduciendo en el horno durante 15 minutos.

3. Pasados, dar vuelta a las costillas colocándolas esta vez por el lado de la carne y volver a pincelarlas con más adobo, introduciéndolas de nuevo al horno para que terminen de tomar ese aspecto brillante y apetecible.

4. Entonces, retirarlas del horno y dejarlas reposar unos minutos sobre la tabla antes de trincharlas.

5. Partirlas con ayuda de un cuchillo, deslizando el filo entre hueso y hueso, por el rastro magro que deja la carne.

6. Servirlas con tiras de puerro fritas en aceite de oliva, a modo de “chips”.

Listo.