La carne puede durar entre 1 y 5 días en la nevera, dependiendo de si está cruda o cocida, del tipo de carne y de las condiciones de conservación. Las aves y las carnes picadas son más delicadas y se deben consumir en menos tiempo, mientras que piezas enteras de vacuno o cerdo se mantienen frescas durante más días.
Conservar bien la carne no solo evita intoxicaciones alimentarias, también ayuda a reducir el desperdicio en el hogar. Pero para ello es clave entender cómo guardar la carne en la nevera y qué errores debemos evitar.
¿Cuánto dura la carne cruda en la nevera? Y la carne cocida?
No todas las carnes tienen la misma vida útil en frío. Los tiempos de conservación varían según el tipo y estado de la carne, así como de si se ha manipulado correctamente desde la compra.
Aquí tienes una guía aproximada para conservar carne a una temperatura entre 0 ºC y 4 ºC:
Pollo o pavo crudo: 1 a 2 días
Carne picada (de cualquier tipo): 1 a 2 días
Carne roja cruda (ternera, cerdo, cordero): 3 a 5 días
Carne cocida o sobras de carne: 3 a 4 días
Embutidos y fiambres abiertos: 3 a 5 días
Ten en cuenta que estos tiempos pueden variar si la carne ha sido expuesta a fluctuaciones de temperatura o si la nevera no se mantiene a una temperatura constante. Por eso, contar con un frigorífico que permita un control preciso del frío, especialmente en las zonas más sensibles, es clave para una conservación segura.
La zona inferior del frigorífico, justo sobre el cajón de frutas y verduras, suele ser la más fría. Allí es recomendable almacenar las carnes crudas para mantenerlas estables y evitar riesgos. Una correcta distribución del espacio también ayuda a evitar mezclas indeseadas entre alimentos frescos y cocinados.
¿Cómo guardar la carne en la nevera?
Un almacenamiento adecuado comienza desde el momento en que llegas a casa con la compra. La forma en la que decides guardar la carne en la nevera puede marcar la diferencia entre mantener su frescura durante días o favorecer su deterioro en pocas horas. Para evitar riesgos, prolongar su vida útil y conservar su sabor y textura, conviene seguir una serie de pautas sencillas pero efectivas.
1. Usar envases adecuados
Si la carne viene envasada al vacío, lo ideal es mantenerla en ese mismo envase hasta que vayas a cocinarla. Este sistema evita la entrada de oxígeno y ralentiza el crecimiento de bacterias. En el caso de carnes compradas al corte o paquetes ya abiertos, lo mejor es transferirlas a un recipiente hermético o envolverlas bien con film transparente o papel especial para alimentos.
Además de prevenir la exposición al aire, esto evita que la carne absorba olores de otros productos guardados en la nevera, especialmente si hay alimentos cocinados cerca. Los envases también deben ser planos, para facilitar la circulación del frío alrededor de la pieza.
2. Almacenar en la zona más fría
La carne cruda debe colocarse en la parte inferior del frigorífico, normalmente la más fría, justo encima del cajón de frutas y verduras. Esto no solo mantiene la temperatura más adecuada (entre 0 y 4 ºC), sino que ayuda a evitar goteos sobre otros alimentos, reduciendo así el riesgo de contaminación cruzada.
Contar con una nevera bien organizada facilita estas rutinas. Algunos modelos incluso incluyen zonas específicas con control independiente de temperatura, especialmente diseñadas para carnes y pescados, lo que permite conservarlos durante más tiempo en condiciones óptimas.
3. Separar la carne cruda de la cocida
Uno de los errores más comunes es guardar alimentos cocinados junto a carne cruda. La contaminación cruzada puede producirse incluso sin contacto directo, a través del aire, jugos o manipulación. Por eso, lo recomendable es almacenar la carne cocida en la parte superior del frigorífico y en recipientes perfectamente cerrados, alejados de cualquier producto crudo.
Usar envases diferenciados, claramente etiquetados y bien cerrados, es una medida sencilla que ayuda a mantener tanto la higiene como el orden general dentro del frigorífico.
4. Controlar la humedad
La humedad dentro del frigorífico influye directamente en la conservación de alimentos frescos. Un ambiente demasiado húmedo puede favorecer el crecimiento de mohos y acelerar el deterioro, mientras que uno demasiado seco puede resecar la carne, alterando su textura.
Algunos frigoríficos incluyen cajones con control de humedad, pensados para conservar mejor frutas, verduras o carnes. Mantener estos niveles equilibrados te ayudará a extender la vida útil de la carne y evitar que pierda calidad. Entender cómo influye la humedad en la nevera en los alimentos frescos es una buena base para adaptar la conservación a tus hábitos y al tipo de producto que más utilizas.
Cuidar la conservación es evitar el desperdicio
Pequeños gestos, como planificar lo que vas a cocinar o colocar correctamente los alimentos en la nevera, pueden marcar una gran diferencia en tu día a día. Aprovechar mejor lo que compras no solo te ayuda a ahorrar, también reduce el desperdicio y te permite llevar una alimentación más organizada y consciente.
Contar con un frigorífico que facilite esa tarea es clave. Los frigoríficos Beko están diseñados para conservar los alimentos frescos durante más tiempo, mantener la temperatura estable y ayudarte a mantener el orden dentro de tu cocina.
Si estás pensando en renovar tu frigorífico para optimizar la conservación y reducir el desperdicio, aquí tienes una guía para saber qué frigorífico comprar.